Era una señora. Una señora que llevaba un paraguas mojado en la mano y un sombrero funcional en la cabeza. Una de esas señoras cincuentonas, de las que hay por miles en esta ciudad: ni hermosa ni fea, ni pobre ni rica. Sus facciones regulares mostraban los restos de una belleza banal. Sus cejas se juntaban más de lo corriente sobre el arco de la nariz, lo que era el rasgo más distintivo de su rostro.
Escoge la alternativa que remplace el término subrayado, según su significado y adecuación al contexto, de modo que no cambie el sentido del texto aunque se produzca diferencia en la concordancia de género.
BANAL