Las fuentes alimenticias más ricas en lípidos son los aceites vegetales, como los de oliva, soja, girasol o cacahuete, y algunos alimentos de origen animal, como
mantequilla y manteca de cerdo. Los huevos de aves contienen en la yema unos 2/3 de sustancias lipídicas y la carne de cerdo puede contener un cierto % importante de depósitos grasos.