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Cuando se puso el sol, el cielo se volvió rojo. Las pocas nubes que flotaban en el horizonte parecían pedazos de algodón comestible con sabor a fresa.
Lo primero que llamó la atención de Sofía fue que en África la noche está llena de ruido. En la ciudad, cuando la gente se acostaba, pasaba alguna escandalosa moto o un bus nocturno, pero solo de vez en cuando. Luego era el silencio absoluto.
Pero allí todos los animales parecían estar despiertos. Bajo las estrellas de aquel cielo acogedor, se podía escuchar fácilmente el aullido del chacal, la risa de la hiena, el parloteo nocturno de algunas cotorras y el rugido de la leona. Los antílopes y las gacelas descansaban, siempre con un ojo avizor, preparando
su huida en caso de ser atacadas. Solo algunos monos
y los papás de Sofía parecían dormir apaciblemente.
Carlos Puerto
Adaptado de Un hipopótamo en mi maleta
¿A que parte de la narración hace referencia el fragmento anterior?