Los gobiernos deben regirse por el respeto a los derechos humanos, las leyes dictadas no pueden ser contrarias a éstos y las políticas económicas y sociales que se implementan tampoco. por ejemplo, el derecho a la vida no puede ser violento bajo ninguna circunstancia, como ocurre frecuentemente en la realidad, ni por la acción de fuerzas policiales o militares ni por políticas que condenan a la muerte por desnutrición o hambre a la población.
teniendo en cuenta el párrafo precedente se puede afirmar: