Texto 1
1. A cierta edad algunos intelectuales suelen afirmar que, más que a leer, se dedican a la relectura. Tal vez consideran como un descrédito confesar que, también ellos, como la gran masa de lectores, abordan una obra por primera vez. Sus juicios, en todo caso, hablan siempre de revisar y replantear. Mientras los lectores jóvenes andan a la caza del último escritor, ellos miran hacia atrás con una especie de esnobismo al revés. El intelectual relector sacrifica el placer plebeyo que se deriva de la búsqueda de lo desconocido, por esa complacencia burguesa que engendra lo habitual. Como ha encontrado la comodidad y la seguridad, también teme perderlas. Su posición resulta inconmovible, pues a la efímera e incierta obra del presente, opone la ingente e indiscutible producción del pasado.
2. Volver a leer posee una cierta reminiscencia platónica, pero también un inocultable regreso a la placidez del útero. La búsqueda de un libro madre o de una obra arquetípica,
paradójicamente, puede revelar un deseo absolutista encubierto bajo una apariencia de tolerancia y de libertad. Se relee no solo para volver a ver lo mismo, sino para encontrar valores perdurables que pudieron escapar a la primera mirada. El intelectual empieza a releer en cierta etapa avanzada de su vida, cuando ya ha superado la necia e impulsiva búsqueda de novedades. A este intelectual, por tal razón, lo satisface confesar que, en su juventud, leía con impaciencia y con ansiedad. Ahora, en cambio, serio y maduro, carece de interés para llegar a alguna parte. Detrás de un acto tan simple como releer, expresa una crítica a todos aquellos libros que no leerá por primera vez. Su labor parte del dictamen apriorístico de que ningún libro actual superaría a cualquier a de los que ha leído […].
Fragmento de: Vélez, Jaime Alberto (2013). El relector. En: Satura. Ensayos. Medellín. Editorial Universidad de Antioquia. Pp. 117-120
- “Miran hacia atrás” tiene en el texto el mismo sentido que: