1. «No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, yo iré; y dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, yo moriré; y allí seré sepultada.
Así me haga el SEÑOR y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre tú y yo». Rut 1:16-17