La situación del campesino, su olvido y la realidad de una ciudad a la que no se le toma su debida importancia, son motivos aún latentes dentro de la literatura huancavelicana de los años 80. Por ello y con una efervescencia sorprendente se erigen producciones literarias de gran enclave dentro del contexto local y nacional; las inquietudes que se suscitan dan origen también a una serie de publicaciones que recogen el acervo cultural de la región; nace así en 1981 El azogue, vocero periodístico dirigido por Héctor Segovia Aguilar y Mercurio dirigido por el también periodista Alejandro Jara Candiotti; de tinte más educativo es Gaceta de Huancavelica, fundada en enero de 1987 y dirigida por Tulio Carrasco Urruchi; finalmente, en marzo de 1989 aparece Ñanninchik (nuestra senda) dirigida por Saturnino Quispe Boza, con el objetivo de difundir y revalorar el idioma nativo, el quechua.
Pregunta 1:
¿Cuál de las siguientes características NO es común en la literatura regional de Huancavelica?