Lee el siguiente texto titulado "El Secreto del Bosque Susurrante"
Sofía amaba pasar sus tardes explorando el bosque que quedaba detrás de su casa. No era un bosque cualquiera; la gente del pueblo lo llamaba el Bosque Susurrante porque, según decían, los árboles viejos hablaban cuando el viento soplaba fuerte. Pero Sofía nunca había escuchado nada, solo el crujido de las hojas bajo sus botas y el canto de los pájaros.
Un día, mientras seguía un sendero que no conocía, encontró un árbol enorme. Era el roble más grande que había visto en su vida, con ramas gruesas que se extendían como brazos gigantes. Alrededor de su tronco, había unas flores azules que nunca antes había notado. Eran hermosas y parecían brillar con una luz propia.
Sofía se acercó y tocó una de las flores. En ese instante, sintió un suave cosquilleo en la punta de los dedos y, para su sorpresa, un susurro muy suave llenó el aire. No era el viento; ¡eran las hojas del roble!
"Bienvenida, pequeña exploradora," dijo la voz, que parecía venir de todas partes y de ninguna a la vez. "Has encontrado el corazón del bosque."
Sofía se quedó boquiabierta. "¿De verdad están hablando?", preguntó, casi sin aliento.
"Solo para aquellos que saben escuchar con el corazón, y no solo con los oídos," respondió el roble. "Estas flores, las flores lunares, son la clave. Solo florecen bajo la luz de la luna llena y solo aquellos con un espíritu curioso y respetuoso pueden ver su brillo."
Sofía sintió una emoción inmensa. Había descubierto el secreto del Bosque Susurrante. Desde ese día, cada vez que visitaba el roble y
sus flores lunares, el bosque le contaba historias de tiempos antiguos, de animales y de la magia de la naturaleza. Aprendió que la verdadera magia no está en lo que ves, sino en lo que estás dispuesto a creer y a descubrir.
1. Responde la siguiente pregunta: ¿Por qué la gente llamaba al bosque "El Bosque Susurrante"?