Para Santo Tomás de Aquino, la existencia de Dios no puede ser demostrada a priori, es decir por su idea, sino que debe ser demostrada a posteriori, es decir por sus efectos.
Una objeción planteada a este planteamiento es que es imposible esa forma de demostración puesto que los efectos de Dios son finitos, mientras que Dios es infinito.
Sin embargo, esta objeción se supera si se tiene en cuenta que