Kant afirma que el hombre actúa por buena voluntad siempre y cuando su obrar esté orientado e inspirado en el deber.
Este deber no debe ser motivado por conveniencias o castigos sociales sino que debe ser un querer puro, convirtiéndose en la única ley moral que proviene de la razón y debe obedecer a la voluntad para ser buena.
De lo anterior se concluye que