«La lengua española, como todas las lenguas romances, románicas o neolatinas, no son otra cosa más que el sermo vulgaris, transformado a través de los siglos y aportaciones de las lenguas vernáculas. El sermo vulgaris era utilizado por el pueblo, por la clase baja, trabajadora como comerciantes, obreros, campesinos, etc. se diferenciaba de sermo politer empleado por los escritores y gobernantes» (El origen y evolución del español).
Del texto anterior se deduce que: