Con respecto a la gravedad, el calificador «moderado» refleja las habilidades de este paciente (que se han retrasado respecto a las de sus compañeros) y su
necesidad de ayuda para la mayor parte de las tareas de la vida cotidiana; sin embargo, también tiene en cuenta el hecho de que está desarrollando esas habilidades lentamente
(lo que podría alcanzar un pico durante la educación primaria, según el DSM-5).
Aunque la evaluación del CI resulta informativa para diagnosticar discapacidad
intelectual (en clasificaciones previas del DSM, los subtipos leve, moderado, grave y
profundo se basaban en puntuaciones del CI), el DSM-5 especifica (pag. 33) que «los
diversos niveles de gravedad se definen según el funcionamiento adaptativo, y no
según las puntuaciones de cociente intelectual (CI), porque es el funcionamiento
adaptativo el que determina el nivel de apoyos requerido». Las deficiencias del funcionamiento adaptativo se refieren a la habilidad de la persona para alcanzar los
estándares de la comunidad respecto a la autonomía personal y la responsabilidad
social en comparación con otras personas de edad y nivel sociocultural parecidos. El
funcionamiento adaptativo se evalúa utilizando la evaluación clínica y las medidas
individualizadas cultural y psicométricamente apropiadas. El funcionamiento adaptativo implica el razonamiento adaptativo en tres dominios: conceptual, social y práctico. El dominio conceptual (académico) implica la competencia en memoria, lenguaje,
lectura, escritura, razonamiento matemático, adquisición de conocimientos prácticos,
resolución de problemas y juicio en situaciones nuevas, entre otros. El dominio social
implica la conciencia de los pensamientos, sentimientos y experiencias de los demás, la
empatía, las habilidades para la comunicación interpersonal, las habilidades para hacer
amigos y el juicio social, entre otros. El dominio práctico implica al aprendizaje y la
autogestión en diferentes situaciones vitales, como el cuidado personal, las responsabilidades en el trabajo, la gestión del dinero, el ocio, la autogestión del comportamiento y
la organización de tareas para la escuela o el trabajo, entre otros. La capacidad intelectual, la educación, la motivación, la socialización, los rasgos de la personalidad, las
oportunidades vocacionales, la experiencia cultural y las afecciones médicas o los trastornos mentales concurrentes influyen en el funcionamiento adaptativo.