TEXTO 3 (EVALUACIÓN)
TEXTO A
Cualquier estudiante de medicina puede explicarlo. En los hospitales existen unidades diferenciadas para atenciones de emergencia. Ocurre igual con el orden interno y la inseguridad ciudadana.
El estado de emergencia, al igual que el estado de sitio, son reconocidos por la Constitución como los dos únicos regímenes de excepción para situaciones de guerra, catástrofes u otras graves circunstancias, que ameritan la suspensión de derechos civiles fundamentales, como la inviolabilidad del domicilio o la detención sin mandato judicial. Son limitadas en el tiempo de aplicación y puede suponer que las FF.AA. se responsabilicen del orden interno en lugar de la Policía Nacional (PNP).
¿Cuándo puede ser útil decretar el estado de emergencia? En casos de emergencia y de inminente peligro que arriesgan la vida y la salud de la ciudadanía. Pero ¿para el control del raqueteo, los robos callejeros o el sicariato, se requiere decretar un estado de emergencia? No, esas son urgencias que no requieren conculcar derechos fundamentales. Se requiere trabajo policial, gestión institucional, inversión en tecnología y comunicaciones, investigación criminal, inteligencia e intervención focalizada y adecuada. Eso es todo.
¿Qué pueden hacer las FF. AA. en casos de robo o sicariato? ¿Bombardear por aire, mar y tierra las zonas de expendio de celulares robados? ¿Lanzar cohetes tierra-tierra a posibles sicarios motorizados? Se está jugando con las expectativas y el temor de la población ante la creciente violencia delincuencial y la inercia de los mandos policiales para enfrentarla. La policía, comprometida y profesional, sabe que es así.
No, no hay un problema de emergencia. Hay un urgente problema político e institucional. Un serio problema de autoridad que el presidente debe resolver. Mientras tanto, los ciudadanos continuaremos siendo víctimas de la inseguridad.
TEXTO B
La declaratoria del estado de emergencia parece una salida oportuna, ya que responde al clamor ciudadano frente a la inseguridad. El retorno a nuestras rutinas cotidianas estos meses ha significado el regreso de las oportunidades delictivas. La vía pública vuelve a ser escenario de asaltos y ajustes de cuentas, y los negocios barriales son nuevamente víctimas de los extorsionadores. Marca ahora una diferencia el creciente uso de armas de fuego en estos delitos con lamentables consecuencias letales. Luego del breve silencio criminal durante nuestro encierro pandémico, el crimen ha regresado a las calles junto a nosotros con el letal ruido de las armas.
Esta declaratoria es un nuevo llamado de alerta para tomar medidas que otorguen a la institución policial la capacidad de operar sin recurrir a instituciones destinadas a cautelar nuestra seguridad en otros frentes. Desde el sector Interior se ha adelantado que el estado de emergencia busca incrementar el número de policías en labores de inteligencia, operativas y de patrullaje, así como facilitar las intervenciones contra las organizaciones criminales. Estas acciones pueden ser efectivas si se concentran en los problemas que motivan esta declaratoria y no solo en sus síntomas. Esto implica enfrentar a las bandas y organizaciones criminales, pero también hacerle frente a la facilidad con la que acceden estos individuos a las armas con las que delinquen.
La situación amerita medidas urgentes contra la inseguridad, que esta declaratoria de estado de emergencia sea una oportunidad para que la ciudadanía tenga la esperanza de vivir tranquila y para evitar volver a recurrir en el futuro a salidas que deben conservar siempre su carácter excepcional.
Se colige que, para el autor del texto A, la comparación entre la práctica médica y el manejo de un país resulta pertinente porque