En Colombia, tras el proceso de desmovilización de las FARC, aumentó la tala indiscriminada de árboles en áreas que antes ellos controlaban. Por décadas, este grupo guerrillero ejerció como “autoridad” ambiental en cientos de hectáreas de bosque y de selva del país. En el caso concreto de la Ámazonia colombiana, después de la desmovilización, se han perdido al menos 1.200 hectáreas de bosque que han sido taladas pricipalmente para vender la madera, ampliar la frontera agrícola e introducir ganado. Esta nueva situación ha prendido las alarmas del Instituto de Estudios Metereológicos y Ambientales (Ideam), que emitió 29 alertas tempranas por deforestación solo en el departamento del Caquetá. Ante esta situación, Corpoamazonía, autoridad ambiental de esa zona, aclara que la deforestación es un problema crónico en ese departamento que, aunque se ha agudizado depués de la desmovilización del grupo de guerrillero, existía previamente y que para solucionarlo requiere apoyo del Gobierno y de los habitantes de la zoa. Por su parte, los campesinos de la zona afirman: “nosotros no queremos talar, peros si el Gobierno no nos trae un proyecto en el que podamos ubicarnos o tener un modo de vida diferente a jornalear, nos toca seguir en esto, tumbando selva”. Para afrontar el problema, la Gobernación, en alianza con instituciones como la Fiscalía General de la Nación, Corpoamazonia, Parques Nacionales, la Procuraduria y las Fuerzas Armadas, está realizando jornadas de capacitación sobre la importancia de prevenir la deforestación.
De acuerdo con la descripción anterior, ¿entre quiénes es probable que se dé un conflicto?