SAN MARCOS VERANO S1

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1.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

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TEXTO 1

Con solo 100 dólares puedes empoderar a una mujer en India. Esta módica cantidad, según el sitio web de la organización India Partners, le proporcionará a una mujer una máquina de coser de su propiedad, permitiéndole dar el primer paso en su camino al empoderamiento. O puedes enviarle un pollo, ya que la cría de aves, según Melinda Gates, empodera a las mujeres en países en vías de desarrollo.

Ahora bien, si los pollos no son tu herramienta preferida de empoderamiento, puedes optar por Heifer International, empresa que tan solo por 390 dólares le entregará a una mujer en África una canasta empresarial que incluye conejos, peces jóvenes y gusanos de seda.

La hipótesis que subyace tras estas donaciones consiste en entender el empoderamiento femenino como un tema de índole económico exento de un matiz político, no obstante, el empoderamiento femenino no siempre fue sinónimo de paquetes de empresarios emergentes. A mediados de los ochenta, las feministas comprendían el empoderamiento «como la tarea de transformar la subordinación de género, orientándola a la eliminación de las estructuras opresoras y a la movilización política colectiva».

Sin embargo, recientemente, el empoderamiento devino, entre los profesionales del desarrollo en occidente, en una palabra carente de movilización política, caracterizada por una definición limitada que centra la programación técnica en el mejoramiento de la educación o la salud, desdeñando los problemas de equidad de género, concluyendo en que el empoderamiento despolitizado es positivo para todos, menos para las mujeres.

De este modo, al entregar pollos o máquinas de coser, las organizaciones para el desarrollo pueden identificar a las mujeres no occidentales que han empoderado, pueden exponerlas en conferencias, pueden apuntar las sesiones de capacitación, los talleres y las hojas de cálculo llenas de productos finales a modo de evidencia de otro proyecto exitoso de empoderamiento; pero no pueden hacer de esas mujeres sujetos activos y dinámicos de su rescate.

Veamos, por ejemplo, los proyectos de avicultura de la Fundación Gates: Bill Gates insiste en que, dado que los pollos son animales pequeños que pueden criarse cerca de casa, son idóneos para empoderar a la mujer, sin embargo, los investigadores carecen de datos de que la entrega de pollos genere ganancias económicas a largo plazo y mucho menos de que propicie la emancipación o la equidad. En casos como este, hay una tendencia a evadir la realidad, ya que si bien los números nunca mienten, sí omiten.

En este sentido, es tiempo de cambiar el discurso del empoderamiento: los programas de las organizaciones para el desarrollo deben evaluarse con base en su capacidad de permitir a las mujeres aumentar su potencial para la movilización política, de modo que puedan generar una equidad de género sostenible.

Determine la idea principal del texto

las donaciones de empresarios de países occidentales, contribuyen al empoderamiento de las mujeres de países en vías de desarrollo al propiciar una fuente de ingresos.

el concepto de empoderamiento femenino ha cambiado a lo largo de la historia del movimiento femenino en occidente, del activismo político ha devenido en mejoras educativas.

los principales donantes, como Bill Gates, entienden por empoderamiento femenino, la situación que posibilita el desarrollo económico de las mujeres víctimas de la inequidad.

el empoderamiento de mujeres en países subdesarrollados, debe fomentar en las mujeres una actitud política afín de garantizar la sostenibilidad de la equidad de género.

la donación de máquinas de coser y pollos como los elementos insustituibles de programas de empoderamiento femenino dirigidos por empresarios y políticos de occidente.

2.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

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TEXTO 1

Con solo 100 dólares puedes empoderar a una mujer en India. Esta módica cantidad, según el sitio web de la organización India Partners, le proporcionará a una mujer una máquina de coser de su propiedad, permitiéndole dar el primer paso en su camino al empoderamiento. O puedes enviarle un pollo, ya que la cría de aves, según Melinda Gates, empodera a las mujeres en países en vías de desarrollo.

Ahora bien, si los pollos no son tu herramienta preferida de empoderamiento, puedes optar por Heifer International, empresa que tan solo por 390 dólares le entregará a una mujer en África una canasta empresarial que incluye conejos, peces jóvenes y gusanos de seda.

La hipótesis que subyace tras estas donaciones consiste en entender el empoderamiento femenino como un tema de índole económico exento de un matiz político, no obstante, el empoderamiento femenino no siempre fue sinónimo de paquetes de empresarios emergentes. A mediados de los ochenta, las feministas comprendían el empoderamiento «como la tarea de transformar la subordinación de género, orientándola a la eliminación de las estructuras opresoras y a la movilización política colectiva».

Sin embargo, recientemente, el empoderamiento devino, entre los profesionales del desarrollo en occidente, en una palabra carente de movilización política, caracterizada por una definición limitada que centra la programación técnica en el mejoramiento de la educación o la salud, desdeñando los problemas de equidad de género, concluyendo en que el empoderamiento despolitizado es positivo para todos, menos para las mujeres.

De este modo, al entregar pollos o máquinas de coser, las organizaciones para el desarrollo pueden identificar a las mujeres no occidentales que han empoderado, pueden exponerlas en conferencias, pueden apuntar las sesiones de capacitación, los talleres y las hojas de cálculo llenas de productos finales a modo de evidencia de otro proyecto exitoso de empoderamiento; pero no pueden hacer de esas mujeres sujetos activos y dinámicos de su rescate.

Veamos, por ejemplo, los proyectos de avicultura de la Fundación Gates: Bill Gates insiste en que, dado que los pollos son animales pequeños que pueden criarse cerca de casa, son idóneos para empoderar a la mujer, sin embargo, los investigadores carecen de datos de que la entrega de pollos genere ganancias económicas a largo plazo y mucho menos de que propicie la emancipación o la equidad. En casos como este, hay una tendencia a evadir la realidad, ya que si bien los números nunca mienten, sí omiten.

En este sentido, es tiempo de cambiar el discurso del empoderamiento: los programas de las organizaciones para el desarrollo deben evaluarse con base en su capacidad de permitir a las mujeres aumentar su potencial para la movilización política, de modo que puedan generar una equidad de género sostenible.

El sinónimo contextual de TRANSFORMAR es

adaptar.

revertir.

reforzar.

manipular.

combinar.

3.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

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TEXTO 1

Con solo 100 dólares puedes empoderar a una mujer en India. Esta módica cantidad, según el sitio web de la organización India Partners, le proporcionará a una mujer una máquina de coser de su propiedad, permitiéndole dar el primer paso en su camino al empoderamiento. O puedes enviarle un pollo, ya que la cría de aves, según Melinda Gates, empodera a las mujeres en países en vías de desarrollo.

Ahora bien, si los pollos no son tu herramienta preferida de empoderamiento, puedes optar por Heifer International, empresa que tan solo por 390 dólares le entregará a una mujer en África una canasta empresarial que incluye conejos, peces jóvenes y gusanos de seda.

La hipótesis que subyace tras estas donaciones consiste en entender el empoderamiento femenino como un tema de índole económico exento de un matiz político, no obstante, el empoderamiento femenino no siempre fue sinónimo de paquetes de empresarios emergentes. A mediados de los ochenta, las feministas comprendían el empoderamiento «como la tarea de transformar la subordinación de género, orientándola a la eliminación de las estructuras opresoras y a la movilización política colectiva».

Sin embargo, recientemente, el empoderamiento devino, entre los profesionales del desarrollo en occidente, en una palabra carente de movilización política, caracterizada por una definición limitada que centra la programación técnica en el mejoramiento de la educación o la salud, desdeñando los problemas de equidad de género, concluyendo en que el empoderamiento despolitizado es positivo para todos, menos para las mujeres.

De este modo, al entregar pollos o máquinas de coser, las organizaciones para el desarrollo pueden identificar a las mujeres no occidentales que han empoderado, pueden exponerlas en conferencias, pueden apuntar las sesiones de capacitación, los talleres y las hojas de cálculo llenas de productos finales a modo de evidencia de otro proyecto exitoso de empoderamiento; pero no pueden hacer de esas mujeres sujetos activos y dinámicos de su rescate.

Veamos, por ejemplo, los proyectos de avicultura de la Fundación Gates: Bill Gates insiste en que, dado que los pollos son animales pequeños que pueden criarse cerca de casa, son idóneos para empoderar a la mujer, sin embargo, los investigadores carecen de datos de que la entrega de pollos genere ganancias económicas a largo plazo y mucho menos de que propicie la emancipación o la equidad. En casos como este, hay una tendencia a evadir la realidad, ya que si bien los números nunca mienten, sí omiten.

En este sentido, es tiempo de cambiar el discurso del empoderamiento: los programas de las organizaciones para el desarrollo deben evaluarse con base en su capacidad de permitir a las mujeres aumentar su potencial para la movilización política, de modo que puedan generar una equidad de género sostenible.


Relacionando el desarrollo textual con la imagen, podemos colegir que

las donaciones que reciben las

mujeres ha hecho de ellas acumuladoras.

las mujeres beneficiarias con

donaciones desdeñan los bienes recibidos.

las donaciones de máquina de coser

reprimen un estereotipo social arraigado.

las donaciones de animales de

crianza fortalecen la economía de las mujeres.

los proyectos de empoderamiento

basados en donaciones son infructuosos.

4.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

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TEXTO 1

Con solo 100 dólares puedes empoderar a una mujer en India. Esta módica cantidad, según el sitio web de la organización India Partners, le proporcionará a una mujer una máquina de coser de su propiedad, permitiéndole dar el primer paso en su camino al empoderamiento. O puedes enviarle un pollo, ya que la cría de aves, según Melinda Gates, empodera a las mujeres en países en vías de desarrollo.

Ahora bien, si los pollos no son tu herramienta preferida de empoderamiento, puedes optar por Heifer International, empresa que tan solo por 390 dólares le entregará a una mujer en África una canasta empresarial que incluye conejos, peces jóvenes y gusanos de seda.

La hipótesis que subyace tras estas donaciones consiste en entender el empoderamiento femenino como un tema de índole económico exento de un matiz político, no obstante, el empoderamiento femenino no siempre fue sinónimo de paquetes de empresarios emergentes. A mediados de los ochenta, las feministas comprendían el empoderamiento «como la tarea de transformar la subordinación de género, orientándola a la eliminación de las estructuras opresoras y a la movilización política colectiva».

Sin embargo, recientemente, el empoderamiento devino, entre los profesionales del desarrollo en occidente, en una palabra carente de movilización política, caracterizada por una definición limitada que centra la programación técnica en el mejoramiento de la educación o la salud, desdeñando los problemas de equidad de género, concluyendo en que el empoderamiento despolitizado es positivo para todos, menos para las mujeres.

De este modo, al entregar pollos o máquinas de coser, las organizaciones para el desarrollo pueden identificar a las mujeres no occidentales que han empoderado, pueden exponerlas en conferencias, pueden apuntar las sesiones de capacitación, los talleres y las hojas de cálculo llenas de productos finales a modo de evidencia de otro proyecto exitoso de empoderamiento; pero no pueden hacer de esas mujeres sujetos activos y dinámicos de su rescate.

Veamos, por ejemplo, los proyectos de avicultura de la Fundación Gates: Bill Gates insiste en que, dado que los pollos son animales pequeños que pueden criarse cerca de casa, son idóneos para empoderar a la mujer, sin embargo, los investigadores carecen de datos de que la entrega de pollos genere ganancias económicas a largo plazo y mucho menos de que propicie la emancipación o la equidad. En casos como este, hay una tendencia a evadir la realidad, ya que si bien los números nunca mienten, sí omiten.

En este sentido, es tiempo de cambiar el discurso del empoderamiento: los programas de las organizaciones para el desarrollo deben evaluarse con base en su capacidad de permitir a las mujeres aumentar su potencial para la movilización política, de modo que puedan generar una equidad de género sostenible.

Del empoderamiento, entendido en términos económico, es incorrecto afirmar que

data desde la década de 1980.

es una postura reciente en occidente.

se basa en donaciones de artículos.

soslaya el activismo político femenino.

está dirigido a países subdesarrollados.

5.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

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TEXTO 1

Con solo 100 dólares puedes empoderar a una mujer en India. Esta módica cantidad, según el sitio web de la organización India Partners, le proporcionará a una mujer una máquina de coser de su propiedad, permitiéndole dar el primer paso en su camino al empoderamiento. O puedes enviarle un pollo, ya que la cría de aves, según Melinda Gates, empodera a las mujeres en países en vías de desarrollo.

Ahora bien, si los pollos no son tu herramienta preferida de empoderamiento, puedes optar por Heifer International, empresa que tan solo por 390 dólares le entregará a una mujer en África una canasta empresarial que incluye conejos, peces jóvenes y gusanos de seda.

La hipótesis que subyace tras estas donaciones consiste en entender el empoderamiento femenino como un tema de índole económico exento de un matiz político, no obstante, el empoderamiento femenino no siempre fue sinónimo de paquetes de empresarios emergentes. A mediados de los ochenta, las feministas comprendían el empoderamiento «como la tarea de transformar la subordinación de género, orientándola a la eliminación de las estructuras opresoras y a la movilización política colectiva».

Sin embargo, recientemente, el empoderamiento devino, entre los profesionales del desarrollo en occidente, en una palabra carente de movilización política, caracterizada por una definición limitada que centra la programación técnica en el mejoramiento de la educación o la salud, desdeñando los problemas de equidad de género, concluyendo en que el empoderamiento despolitizado es positivo para todos, menos para las mujeres.

De este modo, al entregar pollos o máquinas de coser, las organizaciones para el desarrollo pueden identificar a las mujeres no occidentales que han empoderado, pueden exponerlas en conferencias, pueden apuntar las sesiones de capacitación, los talleres y las hojas de cálculo llenas de productos finales a modo de evidencia de otro proyecto exitoso de empoderamiento; pero no pueden hacer de esas mujeres sujetos activos y dinámicos de su rescate.

Veamos, por ejemplo, los proyectos de avicultura de la Fundación Gates: Bill Gates insiste en que, dado que los pollos son animales pequeños que pueden criarse cerca de casa, son idóneos para empoderar a la mujer, sin embargo, los investigadores carecen de datos de que la entrega de pollos genere ganancias económicas a largo plazo y mucho menos de que propicie la emancipación o la equidad. En casos como este, hay una tendencia a evadir la realidad, ya que si bien los números nunca mienten, sí omiten.

En este sentido, es tiempo de cambiar el discurso del empoderamiento: los programas de las organizaciones para el desarrollo deben evaluarse con base en su capacidad de permitir a las mujeres aumentar su potencial para la movilización política, de modo que puedan generar una equidad de género sostenible.


Si el empoderamiento femenino actual volviera a contemplar el activismo político, posiblemente

la Fundación Gates desistiría de hacer donaciones.

se fomente el acceso a becas de estudios superiores.

podría eliminarse las estructuras de la inequidad de género.

la inopia de los países subdesarrollados se acrecentaría.

muchas empresas se verían forzadas a declararse quebradas.

6.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

TEXTO 2A

El arqueólogo D. L. Browman sostiene que el aimara es una lengua cuyo origen, vinculado con la civilización tiahuanaquense, es altiplánico. EI sustento arqueológico de su propuesta radicaría en que, según los estudios efectuados en la región tiahuanacota y alrededores, no habría indicios materiales, arquitectónicos y/o cerámicos, que señalen una ruptura violenta que acuse una incursión de pueblos con diferente tradición cultural en la zona; por el contrario, se advierte una continuidad ininterrumpida de patrones culturales locales por espacio de más de un milenio de ocupación hasta la presencia de los incas en el siglo XIV d.C. Tampoco encuentra el autor patrones diferenciales que pudieran permitir distinguir entre elementos materiales asignables a los puquinas y a los pueblos de habla aimara, hecho que sería posible de haberse producido migraciones masivas en la región. Al no encontrarse registros arqueológicos que impliquen una incursión violenta en la zona, ya sea de procedencia norteña o sureña, lo más probable sería que Tiahuanaco haya sido creado por pueblos de habla aimara, cuya lengua habría estado allí desde tiempos primordiales. La sociedad tiahuanaquense, liderada por aimarahablantes, habría integrado en su seno a los pueblos de lenguas como el puquina y el uruchipaya, constituyéndose en una federación plurilingüe, aunque con clara hegemonía aimara. Concluye Browman que, en vista de todo ello, «el pueblo de Tiahuanaco fue de indudable habla aimara». Incluso buscó fundamentar su hipótesis en datos provenientes de la lingüística. En efecto, para afianzar la tesis del localismo milenario del aimara en el altiplano, el investigador busca respaldarse en la propuesta de clasificación y zonificación dialectal que ofrece Lucy Briggs.

TEXTO 2B

La correlación lingüístico-arqueológica que sirve de sustento a la tesis del localismo altiplánico del aimara es débil y arbitraria, pues se toma el estado actual de la lengua aimara como si este ofreciera una perspectiva de la evolución histórica de la lengua. Sobra, pues, decir que para juzgar la antigüedad de una lengua dentro de un territorio especifico hace falta tomar en cuenta no solamente la familia lingüística en su integridad, de la cual forma parte la variedad collavina, sino también, y en especial, la historia evolutiva de aquella a partir de su forma ancestral, en este caso del protoaimara. Dado que Browman carecía de estudios previos de carácter histórico sobre la lengua, se pretende reexaminar la tesis localista del referido arqueólogo. Así, no hay bases para adscribir la lengua aimara a los fundadores de Tiahuanaco, ya que la lengua que él asume como la primordial, además de ser solo una rama o variedad de la familia lingüística, presenta huellas indiscutibles de su contacto con el quechua como resultado de una copresencia idiomática muy antigua que solo pudo haberse efectuado en los Andes Centrales y no en el Altiplano como propone. Así, sostenemos, junto con especialistas como Torero, que la costa centro-sureña peruana fue el foco inicial de expansión del protoaimara y, a partir de ella, este se extendió en dirección sureste, en distintas etapas.

CERRÓN PALOMINO, Rodolfo (2000). «El origen centroandino del aimara». En Boletín de arqueología PUCP, N.° 4, pp. 131-142.

El texto dialéctico confronta propuestas antagónicas sobre

la ubicación del protoaimara como foco de difusión de dos lenguas.

el origen del aimara: la hipótesis localista y la hipótesis centroandina.

la data que usa Browman para asumir el origen localista del aimara.

las correlaciones lingüístico-arqueológicas vinculadas con el aimara.

los tiahuanaquenses, su origen y el idioma difundido por estos.

7.

MULTIPLE CHOICE QUESTION

30 sec • 1 pt

TEXTO 2A

El arqueólogo D. L. Browman sostiene que el aimara es una lengua cuyo origen, vinculado con la civilización tiahuanaquense, es altiplánico. EI sustento arqueológico de su propuesta radicaría en que, según los estudios efectuados en la región tiahuanacota y alrededores, no habría indicios materiales, arquitectónicos y/o cerámicos, que señalen una ruptura violenta que acuse una incursión de pueblos con diferente tradición cultural en la zona; por el contrario, se advierte una continuidad ininterrumpida de patrones culturales locales por espacio de más de un milenio de ocupación hasta la presencia de los incas en el siglo XIV d.C. Tampoco encuentra el autor patrones diferenciales que pudieran permitir distinguir entre elementos materiales asignables a los puquinas y a los pueblos de habla aimara, hecho que sería posible de haberse producido migraciones masivas en la región. Al no encontrarse registros arqueológicos que impliquen una incursión violenta en la zona, ya sea de procedencia norteña o sureña, lo más probable sería que Tiahuanaco haya sido creado por pueblos de habla aimara, cuya lengua habría estado allí desde tiempos primordiales. La sociedad tiahuanaquense, liderada por aimarahablantes, habría integrado en su seno a los pueblos de lenguas como el puquina y el uruchipaya, constituyéndose en una federación plurilingüe, aunque con clara hegemonía aimara. Concluye Browman que, en vista de todo ello, «el pueblo de Tiahuanaco fue de indudable habla aimara». Incluso buscó fundamentar su hipótesis en datos provenientes de la lingüística. En efecto, para afianzar la tesis del localismo milenario del aimara en el altiplano, el investigador busca respaldarse en la propuesta de clasificación y zonificación dialectal que ofrece Lucy Briggs.

TEXTO 2B

La correlación lingüístico-arqueológica que sirve de sustento a la tesis del localismo altiplánico del aimara es débil y arbitraria, pues se toma el estado actual de la lengua aimara como si este ofreciera una perspectiva de la evolución histórica de la lengua. Sobra, pues, decir que para juzgar la antigüedad de una lengua dentro de un territorio especifico hace falta tomar en cuenta no solamente la familia lingüística en su integridad, de la cual forma parte la variedad collavina, sino también, y en especial, la historia evolutiva de aquella a partir de su forma ancestral, en este caso del protoaimara. Dado que Browman carecía de estudios previos de carácter histórico sobre la lengua, se pretende reexaminar la tesis localista del referido arqueólogo. Así, no hay bases para adscribir la lengua aimara a los fundadores de Tiahuanaco, ya que la lengua que él asume como la primordial, además de ser solo una rama o variedad de la familia lingüística, presenta huellas indiscutibles de su contacto con el quechua como resultado de una copresencia idiomática muy antigua que solo pudo haberse efectuado en los Andes Centrales y no en el Altiplano como propone. Así, sostenemos, junto con especialistas como Torero, que la costa centro-sureña peruana fue el foco inicial de expansión del protoaimara y, a partir de ella, este se extendió en dirección sureste, en distintas etapas.

CERRÓN PALOMINO, Rodolfo (2000). «El origen centroandino del aimara». En Boletín de arqueología PUCP, N.° 4, pp. 131-142.

La palabra PRIMORDIAL, en el texto, connota

razón.

finitud.

antigüedad.

simpleza.

característica.

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