a. Antígeno: cualquier molécula que active el sistema inmune. Anticuerpo: moléculas proteicas producidas por células del sistema inmune que se unen específicamente a antígenos.
b. La alergia es una respuesta exagerada e inapropiada del sistema inmunológico a sustancias que, en la mayoría de las personas, son inofensivas. Estas sustancias que desencadenan una respuesta alérgica se llaman alérgenos. Los alérgenos pueden ser diversos, como polen, ácaros del polvo, ciertos alimentos, picaduras de insectos, medicamentos o pelo de animales, entre otros.
Cuando un alérgeno entra en contacto con el organismo de una persona alérgica, el sistema inmunológico lo identifica erróneamente como una amenaza y comienza a producir anticuerpos específicos llamados inmunoglobulina E (IgE). Estos anticuerpos se adhieren a los mastocitos y basófilos, que son células del sistema inmunológico que contienen sustancias químicas, como la histamina.
Cuando el organismo entra nuevamente en contacto con el mismo alérgeno, este se une a los anticuerpos IgE que están unidos a los mastocitos y basófilos. Esta unión provoca que las células inmunológicas liberen las sustancias químicas almacenadas, especialmente la histamina. La liberación de histamina y otras sustancias químicas desencadena una reacción alérgica.
c. La inmunodeficiencia es una condición en la cual el sistema inmunológico del organismo no funciona adecuadamente o está debilitado, lo que resulta en una incapacidad para defenderse de manera efectiva contra infecciones y enfermedades. En otras palabras, las personas con inmunodeficiencia tienen una respuesta inmunitaria comprometida o insuficiente, lo que las hace más susceptibles a infecciones que, en individuos con sistemas inmunológicos saludables, serían fácilmente controladas o eliminadas.
d. La autoinmunidad es un fenómeno en el cual el sistema inmunológico del cuerpo ataca erróneamente y de forma persistente a sus propios tejidos y células, como si fueran sustancias extrañas o invasoras.
Las causas exactas de la autoinmunidad aún no están completamente comprendidas, pero se cree que resulta de una combinación de factores genéticos y ambientales.
En cuanto al rechazo, está relacionado con los trasplantes de órganos o tejidos. Cuando una persona recibe un órgano de un donante, el sistema inmunológico del receptor puede reconocerlo como un tejido extraño y tratar de eliminarlo para proteger el cuerpo. Para prevenir o reducir el rechazo, se utilizan medicamentos inmunosupresores que inhiben la respuesta del sistema inmunológico, lo que permite que el órgano trasplantado sea aceptado y sobreviva en el cuerpo del receptor.