sensación de fatiga o debilidad generalizada que puede afectar tanto al cuerpo como a la mente. Es una condición común que puede ser causada por una variedad de factores, como el estrés, la falta de sueño, la mala alimentación, la falta de ejercicio, condiciones médicas subyacentes o efectos secundarios de medicamentos.

sangrado nasal. Ocurre cuando los pequeños vasos sanguíneos en la membrana mucosa dentro de la nariz se rompen y sangran.

percepción de un sonido en los oídos o en la cabeza que no proviene de una fuente externa. Este sonido puede manifestarse de diferentes maneras, como zumbidos, pitidos, silbidos, rugidos u otros sonidos similares.

mal aliento persistente o crónico. Es una condición en la que el aliento de una persona tiene un olor desagradable que puede ser percibido por los demás.

inflamación de los ganglios linfáticos. Cuando los ganglios linfáticos se inflaman, se pueden volver palpables, lo que significa que se pueden sentir fácilmente a través de la piel como protuberancias o masas

mucosidad o flema que se expulsa de los pulmones y las vías respiratorias mediante la tos o la expectoración. Consiste en una mezcla de saliva, moco y otras secreciones que se producen en los pulmones y las vías respiratorias inferiores.

sensación de dificultad o molestia para respirar. Esta sensación puede variar desde una sensación leve de falta de aire hasta una sensación intensa de asfixia.

dificultad para respirar cuando una persona está acostada plana o en posición horizontal.

contracciones musculares involuntarias, repentinas y dolorosas que pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en los músculos de las piernas, especialmente en los músculos de la pantorrilla.

dificultad o la sensación de molestia al tragar alimentos, líquidos o incluso saliva. Esta dificultad puede ocurrir en cualquier punto del proceso de deglución, desde la boca hasta el esófago.