Un cociente de inteligencia alto no garantiza la prosperidad, ni las relaciones dichosas, ni la paz del espíritu. Los más inteligentes a menudo son pilotos desastrosos de sus vidas privadas y se hunden en las turbulencias de sus pasiones. Por el contrario, las personas que están preparadas emocionalmente tienen ventajas en cualquier aspecto de la vida. Como en el Principito, de Saint-Exupéry, " vemos bien con el corazón, lo más esencial es invisible a los ojos ". Luis Rojas Marcos, La razón dominante
¿Cuál es la tesis que defiende el emisor del fragmento?