Un caballero llevaba en el bolsillo del pecho un libro de reciente aparición. Cuando alguien le hizo un disparo a quemarropa fue conducido al hospital, donde se constató que el agredido gozaba de perfecta integridad física. El proyectil no había alcanzado a atravesar el libro. Un crítico literario comentó: Claro, si es uno de esos libros invulnerables, ni siquiera una bala alcanza a pasar del segundo capítulo. (Gabriel García Márquez. Magazín dominical. El Espectador. No. 393, 1990: 19)
La frase en cursiva expresa: