TEXTO 2A
El DERECHO UNIVERSAL (con mayúsculas) a la educación tiene que garantizarse para todos y todas por igual. Ello requiere un servicio educativo público (de titularidad y gestión pública) que sea gratuito en todas las etapas y en sentido pleno, es decir, que incluya también el acceso y los materiales didácticos que profesorado y alumnado necesiten para su proceso de aprendizaje.
El derecho a la educación debe entenderse también como derecho de todo el alumnado a aprender con éxito, al margen de su origen o condiciones socioeconómicas, culturales o de índole personal. Se trata de no trasladar el modelo de competitividad y lucha darwinista económica y social a la escuela. No podemos tolerar que el sistema educativo, por falta de recursos y medios suficientes, permita que solo algunos tengan éxito y puedan acceder a todos los niveles educativos, mientras otros fracasan y quedan excluidos de las distintas posibilidades formativas actualmente existentes, o segregados en itinerarios de menor nivel, destinados a vías sociales y laborales de segundo orden. El fracaso escolar acaba siendo la plasmación del “fracaso social” en una sociedad que sigue sin considerar la educación como una prioridad irrenunciable para garantizar el derecho de todos y todas a una educación de calidad en condiciones de igualdad. Y la única posibilidad real para asegurarlo es un sistema educativo público y gratuito.
Sin embargo, las políticas educativas neoliberales y conservadoras tratan de destruir la concepción de la educación como un derecho social fundamental que ha de ser protegido por el Estado. Bajo este enfoque lo que se persigue, de hecho, es separar progresivamente
la educación de la esfera pública, regida por la autoridad política, para confiarla al mercado.
En el mercado, cada cual, tanto ofertante como demandante, teóricamente se regula por su cuenta, en función de su fuerza y sus posibilidades. La educación pasa así a ser un elemento de consumo individual, variable según el mérito y la capacidad de los consumidores y las consumidoras. Pasa así del ámbito prioritario de los valores culturales
y educativos a la lógica urgente del valor económico.
Diez Gutiérrez, E. (2016). Educación pública y gratuita como garante del derecho a la educación. Octubre 22, 2018, de El diario de la educación Sitio web:
https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/09/29/educacion-publica-gratuita-garante-del-derecho-la
educacion/
TEXTO 2B
Nuestra educación primaria y secundaria es un desastre. Durante los últimos años hemos
gastado más y más en educación, mientras que los resultados empeoran. El porcentaje de jóvenes que se retira y el analfabetismo siguen en aumento. Las calificaciones de los exámenes de admisión a las universidades no han dejado de empeorar. El informe titulado
"Una nación en peligro" declaraba ya en 1980 que "por primera vez en la historia de EE.UU., la generación actual estará peor educada que la anterior".
La defensa y la educación son las dos empresas sociales más grandes de EE.UU: el gobierno gasta en educación primaria y secundaria una cantidad casi igual al presupuesto total de defensa. Y todas las empresas sociales del mundo, sean siderúrgicas, agrícolas o
educativas, tienen ciertos puntos comunes: todas producen artículos de mala calidad a muy altos costos, con privilegios especiales para un grupo reducido. Por esto, opino que la solución fundamental es privatizar la educación.
Quienes optan por la educación privada para sus hijos pagan doble: sus impuestos y al colegio. Estos ciudadanos le ahorran dinero al gobierno, el cual debe devolverles la parte
correspondiente de sus impuestos. Yo propongo que el gobierno devuelva a quienes manden sus hijos a una escuela privada, la devolución de impuestos equivalente a la mitad
de lo que el gobierno tuviera que gastar en educar a cada niño. Digo la mitad por dos razones:
Primero, la escuela privada brinda mejor educación por la mitad de lo que le cuesta al gobierno. Si examinamos el desempeño de las escuelas privadas en EE.UU., todas ellas son de carácter lucrativo y, sin embargo, operan a mitad de los costos de las escuelas públicas. Entonces, ¿por qué desperdiciar dinero? Con el reembolso de la mitad es suficiente.
Segundo, para recibir apoyo del gran público, el programa debe beneficiar a todos. Los padres que opten por el reembolso o un vale, con el cual pagarán a la escuela privada, le están ahorrando dinero al Estado y beneficiando al resto de los contribuyentes.
Friedman, M. (1991). La privatización de la educación. octubre 22, 2018, de Elcato.org CATO Sitio web: https://www.elcato.org/la-privatizacion-de-la-educacion
En la lógica del mercado, el consumidor, según el texto A, alude al factor