TEXTO 1
Quienes no queremos, a ningún precio, que la economía de mercado fracase, sentimos que está muy mal defendida por los teóricos que admiten como normales ciertos despropósitos. Para ellos, no es el Estado quien debe impedir el expendio de productos letales, sino que deben ser los propios consumidores quienes, a través de información adecuada, decidan, en razón del precio y sólo en razón del precio, cuáles productos (basura o no) desean consumir. Lo contrario, preconizan, puede convertir a la política de protección al consumidor en un arma contraria a los intereses de los propios consumidores, pues obligaría a que una economía de pocos recursos tenga que soportar los sobrecostos que tienen los productos de mejor calidad, reduciéndose así los ni veles de bienestar.
En la lógica de ellos cuando el consumidor compra productos basura asume un riesgo consciente, considerando que tal riesgo queda compensado con el beneficio de un precio menor; y que el consumidor, a través del proceso ensayo-error, va depurando racionalmente su capacidad de libre elección. En otras palabras, debe tener la libertad de equivocarse y rectificar su error en el siguiente ensayo.
Ante un producto basura que origina la muerte o un daño grave a la salud no puede argumentarse que se asume un riesgo consciente. Ante esa clase de productos, el cacareado proceso del ensayo-error no pasa de ser una entelequia: con la primera equivocación el consumidor, recluido en un hospital o en la tumba, no podrá jamás reparar su error ni convertirse en un elemento libre y consciente del mercado.
Respecto del derecho del consumidor que debe contar con una información relevante sobre lo que adquiere, sostienen que no se debe exagerar sobre el contenido de la información relevante, pues el exceso de información encarece el producto y confunde al consumidor. En realidad, argumentar sobre cuál es la información relevante, tratándose de un producto basura, es un ejercicio académico que no conduce a nada. El producto basura no tiene ninguna información para el consumidor, ni relevante ni no relevante, ni poco relevante ni muy relevante. Su sistema es el de la «no-información», y este es regla para todos los productos basura, aun para aquellos que no originan daño a la salud.
¿Cuál es la intención principal del autor del texto?