Es el método más elegido para emprendimientos que inician, el ejemplo más claro es una persona dedicada a la repostería que comienza a vender galletas, panes y pasteles en una tienda de barrio. Quiere decir que todo lo prepara en un horno casero, con insumos que compra al mayoreo en un supermercado, para vender unidades limitadas cada semana.
Todavía no puede competir con pastelerías prestigiosas o que cuentan con un personal para atender pedidos grandes, ni con aquellas que pueden realizar envíos a toda la ciudad; así que la fijación de sus precios dependerá mucho de lo que gaste para su producción.