Durante el siglo XVIII, la sociedad del Antiguo Régimen fue objeto de cuestionamientos
diversos, especialmente en la culta Francia. En virtud del uso de la razón, intelectuales –como
Rousseau– consideraban que el origen de la desigualdad entre los hombres se basó en la
propiedad de los bienes y en el uso de la fuerza. Por su parte, Voltaire argumentó que los
hombres tenían el derecho de seguir los dictados de su razón natural para formar sus propias
opiniones y creencias. En ese sentido, Rousseau y Voltaire cuestionaron, respectivamente,
dos aspectos del Antiguo Régimen, a saber,