TEXTO I: (Pregunta 1 a 3).
¡Jóvenes, niñas, mujeres en general, de la presente sociedad! Si no queréis convertiros en esclavas sin voluntad de pensar ni sentir, ¡no os caséis! A nosotras, las mujeres, ¿qué se nos considera? ¡Nada! Vosotras, las que pensáis encontrar amor y ternezas en el hogar, sabed que no encontraréis otra cosa que un amo, un rey, un tirano. El amor no puede ser eterno ni inmutable; luego, si este tiene un término, ¿qué queda en esa impía institución que dura lo que la vida? ¿Qué quedará, cuando el amor termine, de vuestro matrimonio? Fastidio, tedio. Sí, la ley natural nos impele a amar continuamente; pero no nos impele igualmente a amar el mismo objeto, no. Y entonces, ¿por qué permanecer sujetas a un hombre para toda nuestra vida? Miles de casos se ven en que una infeliz mujer huye del hogar marital, sea la causa cualquiera; y el marido acude a la autoridad que obliga a la esposa a ir nuevamente al lado del hombre a quien detesta y odia. Yo digo que en nuestra futura y próxima sociedad, donde nada faltará a nadie, donde nadie padecerá hambre ni miseria, allí sí que querremos el amor libre completamente, Es decir, que la unión termine cuando termine el amor, y que si yo, porque la gana me da, no quiero estar sujeta a ningún hombre, no se me desprecie, porque cumpliendo y satisfaciendo la ley natural y un deseo propio tenga un amante y críe dos, cuatro o los hijos que quiera. Yo no pienso jamás enlazarme con nadie, ni tampoco (si llega el caso), ahogar en mis entrañas al fruto de mi amor o momentánea unión para conservar la negra honrilla. Sea lo que quiera. Adelante con La Voz de la Mujer y con el amor libre. ¡Viva la Anarquía! Tomado y adaptado del artículo "¿Amemos? no. ¡Luchemos!" de La Voz de la Mujer Nº 2, enero 31 de 1896, diario vocero del feminismo anarquista.
1. ¿Cuál es la tesis del texto?
A. Las mujeres deben abandonar a sus maridos para poder vivir el amor libre.
B. El matrimonio debería ser evitado por las mujeres.
C. Los hombres y las autoridades abusan de las mujeres que quieren dejar sus hogares.
D. La sociedad no debería condenar a una mujer que no quiera casarse ni tener hijos.